sábado, 20 de noviembre de 2010

Bajamar


Habría que ver entonces la playa:
desnuda como un grito
rastrea con su boca al mar
No hay cantos de oleaje
apenas un eco salobre fermentado en nubes
Devorándose mira el cielo
—quiere que la mire—
El aire la turba
se place con astros
la vulneran alas
se colma de gotas de lluvia
desborda su estanque
y ofrenda en la orilla unciones de voz
Es pálpito erizado su piel luminosa
atenta al diluvio de la saledumbre
Y al mar:
ufano en la victoria del retorno
sólo sabe deshacerse en lágrimas

( Elena Novelo)