Francisco Alvarez Hidalgo
No seas caminante que transita
con aire distraído mi paisaje;
ni tedioso rapsoda que recita
en monótono acento su mensaje;
detente en mí, aunque sea de visita,
da su sentido auténtico al lenguaje;
camina y habla como si este día
fuera tu hora final, también la mía.
con aire distraído mi paisaje;
ni tedioso rapsoda que recita
en monótono acento su mensaje;
detente en mí, aunque sea de visita,
da su sentido auténtico al lenguaje;
camina y habla como si este día
fuera tu hora final, también la mía.
Desconocido. Pasas y sonrío.
No sé por qué, porque no sé quién eres.
Ni me asistes, me oprimes ni me hieres,
ni de tu porte extraño desconfío.
No sé por qué, porque no sé quién eres.
Ni me asistes, me oprimes ni me hieres,
ni de tu porte extraño desconfío.
Eres, como soy yo, sólo un navío
que se cruza en el mar, y no requieres
saber la ruta, analizar poderes,
ni comparar lo tuyo con lo mío.
que se cruza en el mar, y no requieres
saber la ruta, analizar poderes,
ni comparar lo tuyo con lo mío.
Puedo alcanzar tu mano con mi mano,
y te siento, no obstante, tan lejano
como si hubiera entre ambos un abismo.
y te siento, no obstante, tan lejano
como si hubiera entre ambos un abismo.
Sobrenada en tus ojos una historia
que puede ser olvido o ser memoria;
no sé si eres mi hermano, o soy tú mismo
que puede ser olvido o ser memoria;
no sé si eres mi hermano, o soy tú mismo